lunes, 19 de febrero de 2018

Feminismo

El otro día, hablando con mi novio y un amigo, tuvimos una hermosa discusión acerca del feminismo.

Ellos hablan del feminismo desde la revolución, desde el choque, la "violencia", la disrrupción.

Y mientras decían eso, me puse a pensar en mi, en lo que el feminismo es para mi.

El feminismo para mi cumple 91 años en abril del 2018.

El feminismo tiene las manos más arrugadas que vi en mi vida, las más venosas. Esas manos que, cuando era chica, me contaba que se había deformado juntando caracoles en la playa. Todo para protegerme de eso llamado artrosis, todo para que no tuviera miedo.

El feminismo tiene la voz quebrada por los años y los daños. Tiene la voz fuerte, retadora, aunque se vaya apagando.

El feminismo tiene un solo ojo, porque se cansó de mirar injusticias. Porque la vida le sacó hasta eso.

El feminismo se va achicando con los años, todos los años está unos centímetros más chiquito.

El feminismo fue el primero que se enteró cuando quise buscar trabajo, y fue el primer número que marqué para contar que me habían tomado. El feminismo me enseñó que trabajar es la única forma de rebelarse, para ser independiente, del hombre y de la sociedad.

El feminismo me enseñó a ser libre, me enseñó que apoyarme en mis amigos es la salida a cualquier problema. Me enseñó que el amor es hermoso, mágico, pero no necesariamente codependiente. Me enseñó que se puede amar sin ser simbiótico, amebístico.

El feminismo me enseñó a romper barreras, a animarme, como lo hizo ella, cuando todos iban de traje a la playa, ella se calzó el dos piezas, para arrancar suspiros e indignación.

El feminismo es ella, mi abuela Nélida. Que desde el amor, la paciencia y el ejemplo, me enseñó más de lo que pueda decirme siquiera una chica gritando en televisión. Me enseñó a enfrentar la injusticia con la cabeza en alto, y trabajando desde mi lugar, desde mi postura. Hacer bien lo tuyo, ser una buena persona, una buena madre, una buena esposa, una buena mujer, una buena trabajadora, porque asi se cambian las cosas, desde tu lugar, siendo un poco mejor cada día.

Y con 91 años, entiende mucho más todo de lo que nadie entendió. Porque lo vivió todo y sigue estando aca, para darme cátedra de cómo mejorar este mundo podrido que transitamos.

A todos, les deseo una abuela Nélida como la mía. Les deseo que puedan encontrar una forma de luchar desde el amor absoluto, evitando la confrontación y los choques.

Les deseo la plenitud de saber que estás en el camino correcto, porque ella te lo marcó antes.

ESO, es el feminismo para mi.

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