miércoles, 11 de abril de 2018

La voz de la ausencia

En días como hoy extraño tu voz. No es que cuando estabas hablásemos muchos, pero hoy me hace falta.

Aunque a veces pienso que quizás si estuvieras vivo, no estarías muy feliz conmigo. No terminé de estudiar como hubieras querido, ni baje todos esos kilos que tengo de más. Se que te hubiera gustado saber que me volvi una persona responsable, que trabajo como una burra para tener un futuro mejor, para poder darme los gustos que quiero.

Pero extraño tu voz, extraño tu voz cantándome que "canta y no llores". Extraño tus historias, tus manos rotas. Extraño ser chiquita y abrazarte, sentir el pecho peludo, el sweater, como le decíamos con Sol y Seba.

Extraño tu forma de encarar la vida, siempre para adelante, nunca para atrás. Extraño trabajar juntos en Villa Rosa, que nos enseñes a trabajar la tierra, a cuidar las plantar.

Extraño como siempre preferiste a Seba, y si, es justo, si cuando te fuiste, una parte de él se fue con vos, se despedazó. Nosotras con Sol solo te amábamos con locura.

Extraño a mi abuelo, extraño verte sentado leyendo el diario en la punta de la mesa, extraño tus anteojos verdes y gruesos. Extraño ver tu mirada, jugando con los colibríes.

De todas formas, siempre me queda lo mejor, asi me enseñaste. No tengo muchas más palabras. Ojalá que desde dónde estés las puedas leer. Ojalá que las estés leyendo ahora, sobre mi hombro, mientras las vomito sin poder frenarlas. Ojalá pueda sentir tu abrazo en mi espalda, tu amor en mi corazón.